lunes, 7 de noviembre de 2016

PREVALECIENDO EN ORACIÓN


war-of-pray

Por el Pastor
Helpis Rosado
del Centro de Avivamiento Mundial
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Lectura Principal:  Y yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.  Mateo 16:1
Hoy en día, mucha gente cree que la oración es una poesía, un conjunto de frases tiernas dirigidas a un Dios que es todo amor.  Para ellos Dios es una especie de muñeco Barnie, que todo lo resuelve, sin más esfuerzo que nuestra infantil intención de que se resuelvan nuestros caprichos egoístas.   Te tengo una noticia, quizás no muy agradable, a lo mejor muy desafiante, pero de hecho muy verdadera.   Dios es más que eso y la oración es muchísimo más que eso.
En el verso que se menciona en la lectura principal, a Pedro le es conferido un nivel de autoridad,  que debe ser usado para edificar y para ejercerla en dominio real.  Contra esa autoridad ningún elemento del infierno prevalece; las mismas puertas del infierno no pueden prevalecer ni permanecer.  Cada vez que el mal vence al bien prevalece el infierno y los diseños del infierno.  Dios te dice hoy, vence con el bien el mal, no seas vencido de lo malo.  Vemos esto claramente establecido en las escrituras:
"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal"Romanos 12:21
Un versículo corto con grandes implicaciones en el mundo espiritual es este.  No podemos dejarnos vencer de lo malo.  Si nuestras intenciones egoístas, nuestras bajas pasiones, logran sustituir, el amor, la fe, las buenas intenciones del corazón inspiradas por Dios, no hay otra cosa más que admitir que fuimos vencidos por lo malo.   Prevalecer contra el infierno es no permitir que nuestras iniquidades prevalezcan sobre nuestros frutos espirituales, que son los que siempre debemos de estar cosechando y limpiando para que sean de beneficio para otros.
Te tengo una gran noticia, la oración es la herramienta que te ayudará a prevalecer, a controlar en tí las fuerzas que abren las fauces del infierno, que no son tanto las fuerzas espirituales contrarias que son las huestes que habitan en las regiones celestes, completamente contrarias a Dios, sino más bien las fuerzas caóticas que fluyen desde nuestro interior, que están conectadas con esa influencia que habita en el segundo cielo y que se establece en nuestra mente.
La palabra de Dios dice que Satanás puede tener parte en las personas, esa parte funciona como un cordón umbilical donde Satanás somete una parte de las áreas relacionadas de nuestra vida, para que obedezcan a los diseños del infierno basados en el odio, el rencor, la envidia, los celos, la mala interpretación, la calumnia y los malos deseos que sentimos hacia otros.  Jesús decía que Satanás no tenía parte en él:  "No hablaré mucho más con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo, y él no tiene nada en mí".   Juan 14:30.
El versículo precedente revela algo que aún en los creyentes funciona, el diablo no tiene parte en uno, pero bien él podría tenerla.  Tenemos que albergar en nuestros corazones no solo el hambre de su presencia, sino el deseo de ser cada vez más limpios interiormente.  El método de Dios para limpiarte, justificarte, sanarte y colocarte en la correcta perspectiva divina, es la Oración.  La oración constituye la herramienta más poderosa para prevalecer contra el enemigo, porque nos ayuda a no entrar en tentación,  y a no ser vencido de lo malo, para que Satanás no tenga parte en nosotros.    Un verso de la biblia corto pero de gran significado en el mundo del espíritu, es el que se cita en  1Tesalonicenses 5:17  "orad sin cesar"., que aparentemente muchos han interpretado "orar sin César".  No se trata de eso, sino de ser perseverantes en la oración y Jesús siempre habló de esto en su relación discipular con los apóstoles:
"También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar".  Lucas 18:1
"Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil"Marcos 14:38.
La necesidad de orar siempre es incuestionable,  no podemos desmayar, porque esto nos ayuda a no entrar en el terreno de la tentación, que es el que nos introduce en el pecado y además nos mantiene siempre dispuestos a escuchar la voz de Dios y no obedecer los deseos de la carne.
El apóstol Pablo habló en Efesios 6, sobre la lucha real que tenemos, y las armas que Dios nos ha provisto, pero muchos pasan por alto que esta armadura y esta guerra, se lleva a cabo en la oración.  Desconocen que la plenitud del trabajo se encuentra en esta actividad.  El libro de Efesios  capítulo 6, verso 18, nos afirma: "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos".
La palabra griega empleada en el verso antes leído, al ser traducida como: "Todo", "Toda",  es "Pleroo", que significa plenitud, completo, que posee todas las prerrogativas divinas.  Este versículo es la conclusión final a la que Dios quiere que lleguemos y comprendamos, que debemos: "Orar en todo tiempo", "con toda oración y súplica", "con toda perseverancia" y "por todos los santos".
La oración es una fuerza del espíritu que rompe todo esquema diabólico y mundano.  La oración es guerra.  Todo lo que se ora produce guerra en los cielos y arrebata al enemigo una porción deseada y anhelada por él todo el tiempo, que es captar nuestra atención, quitarnos nuestra posición celestial, hacernos creer que él es más fuertes, robarnos nuestra identidad y exigir nuestra adoración.  Ni siquiera desea que hagamos directamente su voluntad, a él le basta con que hagamos la nuestra, no la de Dios.
Ahora mucho más en este tiempo, el reino de los cielos se hace fuerte y sólo los valientes lo arrebatan y la forma de arrebatar es siendo fuertes, para ser fuertes en la oración hay que ser ferviente e intenso.  El diablo no cesará su actividad, ni perderá la pasión por hacerte desfallecer; entonces tú no puedes perder la ferocidad, la capacidad de conquistar, la osadía, el atrevimiento, la valentía de enfrentar la tentación y vencer con el bien el mal.
La oración ha de ser ferviente, tal como lo menciona el libro de Santiago Capítulo 5, versos 16 y 17:  "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. la oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses".
la oración tiene que ser intensa.  Jesús no dejó de orar como solía hacerlo ni aún en los momentos mas difíciles y oscuros de su vida.  La triste y tenebrosa noche del Getsemaní, donde empezó a sentir la carga de todo el pecado de la humanidad y la inmensa presión que eso representaba, imposible de ser resistida por un ser humano corriente, fue resistida por el Hijo de Dios.  El perseveró y prevaleció en oración.  El libro de Lucas, capítulo 22, versos 41 al 44, nos ofrece un panorama que es un testimonio vivo de esta fiera lucha llevada a cabo por el Hijo de Dios:
"Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.  y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra"Lucas 22:41-44.-
La oración es una fuerza del espíritu que rompe todo esquema diabólico y mundano. En el mismo lugar donde la oración se plante,  en ese mismo lugar tiene que detenerse la muerte, el infierno y el Hades.  En el mismo lugar donde otros fracasaron, perecieron, fueron derrotados y destruidos, en ese mismo lugar, a través de la oración,   es que Dios te planta victorioso.  Hoy es un gran día de victoria, porque tienes la oración como herramienta.
Tú posees cuando oras una gran autoridad, primero porque eres Hijo de Dios y él te escucha cuando hablas, porque tienes derechos, privilegios, identidad y herencia y segundo, porque la oración toma como recurso las potencias de los cielos.  y el diablo ni pudo ni puede prevalecer ante eso.  Apocalipsis 12:7-8, nos dice: "después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;  pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo".
En la guerra que tenemos nosotros en la tierra, nuestra capacidad de prevalecer, es nuestra capacidad de depender y nuestra dependencia es establecida en la oración cada día y no solo adquirimos la victoria nuestra, sino la de otros.  No hay oración que Dios esté más interesado en corresponder que aquella que es hecha a nombre de otros.  Dios ve solamente en esto a un corazón despojado de todo egoísmo y que está dispuesto a plantar en el corazón del otro una semilla de realización divina.  El intercesor es quien más se parece al Padre Celestial.
En el Antiguo Testamento, luego de la rebelión de Coré, Datan y Abirám, Dios estaba tan airado con el pueblo que quería destruirlos por completo y salió furor de su presencia para destrucción.  Nada podía detener una orden divina, nadie en los cielos era capaz de decirle a Dios que detuviera su mano.  Solo una persona pudo parar el tornado destructor de Dios: Un intercesor, alguien que hiciera expiación por el pueblo.  Números capítulo 16, versos 46 al 48, nos relata esta historia de una manera especialmente cruda y verdadera: "Y dijo Moisés a Aarón: toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y vé pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.   Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad".
Aarón se puso en la posición primigenia, principal que debe de ponerse y que de hecho está todo intercesor, en la brecha.   La brecha es un lugar para morir, es el lugar fuerte de la batalla donde el enemigo no puede prevalecer.  Aarón se puso en aquel lugar, y este lugar es descrito en el versículo como "entre los vivos y los muertos".
Por tu intercesión en el día de hoy, "alguien no morirá"; "alguien verá la vida"; "sobre alguien será la luz"; "sobre alguien será el amor"; "sobre alguien vendrá la reconciliación" y "alguien descubrirá que Dios le ama"; "alguien sentirá la compañía de quien nunca le ha Abandonado: Dios".
Esta posición es innegociable de guerra e intercesión es innegociable.  No podemos descuidar nuestra posición en el muro.  Dios nos puso allí para que cumplamos una misión que sólo nosotros podemos cumplir a cabalidad.  Hagámoslo con fervor, con ardor en nuestro pecho, en cumplimiento del deber del guerrero, hagámoslo insistentemente, hagámoslo con intensidad divina.
Dios te bendiga y te acompañe en este día maravilloso.

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