Lectura Principal:
"Cuando vino el Cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley". Gálatas 4:4
La escritura del día de hoy nos habla del tiempo de cumplimiento de la promesa, es lo que se conoce como el tiempo Kairos, que es el tiempo dentro del momento propicio en el que Dios materializa la promesa que nos hizo. Es un momento cumbre en la historia de salvación de la humanidad o la historia de la salvación individual de cada uno de nosotros.
En este tiempo Dios determina en el tiempo su "consumado es", y llega la consumación final de la promesa que Dios nos hizo. Este cumplimiento está determinado por temporadas asignadas de bendición, tiempos de cosecha que llegan a nuestras vidas cargadas con las bendiciones que Dios asignó para nosotros.
La palabra de Dios afirma en el libro de Jeremías 5:24:
"Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega. Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.". Jeremías 5:24-25.
Estos tiempos establecidos de la siega son los tiempos que Dios marcó en la historia, para que fuésemos bendecidos y recibamos la cosecha. Sin embargo nuestra propia forma de pensar, los pensamientos de iniquidad que puedan haber en nuestro corazón, contaminan el propósito y lo estorban, entonces esos momentos determinados de siega se estancan y no llegamos a cosechar lo que hemos sembrado en el espíritu, porque hay una raíz de iniquidad que lo ha estorbado. La función del pecado es hacer que erremos la voluntad de Dios y los propósitos no puedan ser alcanzados, porque no andamos en justicia.
Tenemos que alinear nuestras vidas y eliminar los pensamientos de iniquidad, porque esos pensamientos nos crearán obras de iniquidad y de pecado. El momento propicio requiere limpieza espiritual para poder ser manifestado, tenemos que quemar el perfume que hay en nuestro corazón, para poder agradar en olor fragante a nuestro Dios.
Cuando entregamos nuestro corazón a Dios nada nos perturbará, porque en realidad nuestros tiempos están en las manos de Dios, porque para él el tiempo no está medido, él es el Dios Eterno. Sobre esto afirma la palabra de Dios en el libro de los Salmos capítulo 31, verso 15: "En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores". Esta es la clave de nuestro éxito en la vida, tus tiempos están en las manos de Dios y aún así tenemos que aprender a ser entendidos en el tiempo primero aprovechándolo y luego teniendo discernimiento de cómo utilizarlo, tal y como lo tenían los Hijos de Isacar.
Necesitamos aprovechar el tiempo:
Efesios 5:15-16. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Tenemos que comprender el tiempo de nuestra visitación:
Lucas 19:43-45. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
Necesitamos el discernimiento para saber cómo actuar y cuando actuar en los tiempos de bendición que Dios nos ha determinado:
1ra. Crónicas 12:32. Y de los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.
El pueblo de Dios debe de comprender que hay tiempo de clamar y tiempo de respuesta, que una es la actitud del clamor por una respuesta divina y otra cosa es tener la respuesta en nuestras manos y ejecutarla. Hay un momento para clamar y otro para tomar la vara de autoridad y abrir el mar rojo.
Éxodo 14: 15-16, nos dice la palabra de Dios: "Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco".
El gran problema que muchas veces afrontan los hijos de Dios cuando no están disciplinados en una atmósfera de oración, es que no poseen discernimientos, no conocen el tiempo que están viviendo, marchan cuando deben orar y oran cuando deben de marchar, es una contraposición y contradicción entre el propósito del tiempo y la acción a ejecutar. No podemos estar desconectados de la intención del corazón de Dios, sino dejar que él guie nuestras acciones para que seamos exitoso en aquello que emprendamos y hagamos y no suframos los perjuicios que nos llegan cuando no comprendemos el mover de Dios en el tiempo.
La paz y la bendición de Dios esté con todos ustedes en este día y que aprendamos a utilizar sabiamente el tiempo que Dios nos asignó en esta vida, que es escaso y tiene que ser bien invertido.
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